Para Ricardo Vázquez-Prada
(In Memoriam)
No es tan sólo dolor por tu partida
lo que nubla los ojos en tu ausencia
larga e irremediable.
También son el amor y la nostalgia
de tus palabras quedas
de tu voz, sonriente,
que cantaba a Brassens
mientras tus manos, derramando notas
abrían la guitarra.
Y el recuerdo de miles de paseos
y de conversaciones
tratando de escribir sobre la vida
junto a gentes diversas
que siempre percibiste tan cercanas.
Ricardo, hermano, amigo,
hombre culto, compañero sencillo,
hoy tan lejano y sin embargo cerca
como jamás de nuestros corazones.
El tuyo, que fue grande, nos invade
y nos calienta el alma
con el sagrado fuego del recuerdo.
Que no hay tierra capaz de consumirlo
-corazón de poeta-
mientras quienes, por tantas buenas horas
en que fue compañero generoso,
lo tengamos fundido con el nuestro.
Miguel Ángel Yusta
