Juan Carlos González

img-20161101-wa0001

 JAULAS TRAICIONERAS (III)

Odio los enjaulamientos de mi mente clandestina.

En ella solo caben pensamientos bastardos y obtusos;

oscuros recuerdos que amargan,

como la bilis en una mala noche.

Disfrutar va unido al delirio,

índole única de la cabeza que deriva y boga

por mares de incertidumbre.

¡Maldita noche!

Si tu penumbra consiguiera iluminarme por completo…

Ya no creo que la claridad venga del cielo,

pues las estrellas que en el firmamento mueren,

en el firmamento se olvidan,

y a pesar de su reflejo,

por siempre permanecerán ya ocultas.

 

LA SOMBRA DE LA TRISTEZA (II)

Un gato pardo cruza la calle mientras suena una vieja canción de Jazz,

gastada y analógica, viva, polvorienta

hiriente.

Atravesando el puente de la soledad, pido limosna a los grillos que,

con sus sonidos de fábula y timidez, me bañan y me expulsan

a la cruel realidad de mi desdicha.

  

ESOTERISMO DEL DELIRIO (IMPROVISACIÓN VIII * WB)

“Todo lo que es Nacido de Origen Mortal

debe ser consumido con la Tierra aU

para levantarse libre de Generación”

– William Blake

De la presa lúgubre que me hizo sombra,

ninguna fue capaz de hallar imaginación a mis opacos y translúcidos sentimientos.

Toda ella fue gestándose en mi interior amargo

como en alucinación profunda,

hacia un paradero rocambolesco,

lleno de altibajos imposibles.

Me mece y se apaga,

estrellando sus posibilidades cristalinas en anillos de pureza

y discordia resentida.

Los suspiros provocaron bosques de ambigüedad,

y la lisergia no parece querer rondar los festejos nocturnos.

Sea pues, amuebla tu cabeza a la incertidumbre

y al castigo de las profecías de los olvidados,

y presume de tus asuntos más internos,

y de tu apariencia más sincera.

Porque los consejos no son cosa del ayer

y los recuerdos fructíferos de esperanza

apenas suenan escasos.

Puedes sentir el brío de un corazón acompasado a tu ritmo

o romperte como cerámica en frenesí ambiguo,

pero jamás detestes un alma de intriga y celebración

a pesar de un bochorno pasajero hecho vergüenza.

Ni de la desdicha se crean hombres duraderos,

ni del gozo temprano viven eternamente los profetas.

Quizá, algunos proverbios provengan del Infierno

y nos enseñen alabanzas de mentiras aprendidas,

pero la senda de la exuberancia

pertenece a los palacetes del conocimiento,

y la incertidumbre se reduce, en esencia,

a la mera razón de vivir.