«Jesús de Nazaret»

JESUS DE NAZARET. Benedicto XVI
La Esfera de los Libros, Madrid, 2007

Jesús de NazaretMaría Jesús Mayoral Roche

  • Las lecturas de libros suelen dar lugar a interpretaciones de lo más variadas; en algunos casos cada uno lee y entiende lo que quiere entender y en otros, lee e interpreta lo que le parece hasta demostrar la cuadratura del círculo. Es fácil de comprender lo que digo, si el libro al que me refiero es el que ha escrito Joseph Ratzinger, Jesús de Nazaret.

    Jesús de Nazaret, figura controvertida y enigmática sobre la que se han vertido ríos de tinta, sin duda, la biografía más vendida de todos los tiempos. �ltimamente se han puesto de moda y están calando en la sociedad ciertas hipótesis sobre la vida de Jesús: las hipótesis son siempre hipótesis y como tales muy interpretables. Creo, sinceramente, que a los seguidores del Jesús clásico de toda la vida les importa muy poco que Jesús tuviese hermanos, que se casara, que tuviera hijos o que muriese de viejo.

    Este verano un a encantadora familia florentina me acogió en su casa. Una casa-palacio en el entorno de Piazza della Anunnziata. En cuanto traspasé el umbral de aquella espléndida casa supe que la cultura era el mayor patrimonio de la familia que me recibía. Conecté enseguida con Patrizia. Emilio, su marido, trabajaba fuera toda la semana y Camilla, la hija de ambos, estaba enfrascada en sus conciertos de viola. Por la tarde Patrizia y yo nos quedábamos solas y nos asomábamos al balcón para contemplar como caían las tonalidades del cielo de la Toscana en el jardín de la casa. A continuación nos sentábamos acompañadas de una botella de vino Santo (denominación vino dulce) y una bolsa cantucci (dulces toscanos): entre trago y trago íbamos hilvanando una conversación tan universal como variopinta. El intercambio cultural de aquellas charlas -interrumpidas de vez en cuando por los picotazos de los mosquitos- ha supuesto para mí, además de una experiencia, un cambio en mi vida, en mi visión de ver las cosas. En una de esas conversaciones, Patrizia me comentó que había comprado el libro de Ratzinger y que había empezado a leerlo. Le pedí su opinión y me contestó que no podía anticiparme nada porque sólo había leído cinco páginas. Se me hizo rarísimo que una intelectual en toda regla, como lo es Patrizia, estuviera leyendo el libro del Papa y más que me lo comentara con tanta naturalidad.

    Llegados aquí debo hacer una apreciación que me parece importante. Estaba en Florencia, estaba hablando en italiano y me seguía funcionando el patrón español por excelencia: el prejuicio. Nos empeñamos en afirmar que los italianos y los españoles somos muy parecidos; pero cuanto más conozco a los italianos menos encuentro el parecido con los españoles. Ellos no tienen tantos prejuicios y esto les hace el pensamiento más libre, por tanto más tolerantes con todo tipo de creencias y culturas. Hecho este preámbulo, que me parece importante, pasaré a comentar el libro que batió en un día el record de ventas en Italia: Jesús de Nazaret, escrito por Benedicto XVI.

    Creo que era necesario en estos tiempos centrar de nuevo la figura de Jesús y pienso también que le correspondía a la Iglesia actual acometer esta tarea. Por otra parte, nadie mejor que un exegeta con la categoría y la autoridad de Joseph Ratzinger para hacerlo. Lo ha hecho de una forma minuciosa e inteligente, eligiendo para ello los pasajes más relevantes de la vida de Jesús, por tanto los más interesantes. El trasfondo de la lectura me ha llamado poderosamente la atención, porque entiendo que está hecho para los que dudan, para todos aquellos que han pensado que Roma ha silenciado durante siglos lo que le ha interesado. Por otra parte, conviene valorar las afirmaciones y las aclaraciones que hace el Papa en su libro, pues en todo momento son respetuosas con otras creencias y algunas de estas afirmaciones, dada la complejidad y la controversia que han suscitado algunas de las facetas de Jesús, las ha expresado de una forma espontánea y sincera. La lectura del libro resulta fácil porque Ratzinger ha combinado una metodología perfecta con un lenguaje asequible.

    He leído el libro sin pensar que estaba escrito por el Papa, porque debo confesar que la lectura del mismo he hacía olvidar la figura de su autor, pues Jesús de Nazaret sigue siendo el protagonista de su Era.

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