«El rastro de la ternura»

El rastro de la ternura. Por Colombia desde la palabra.El rastro de la ternura
Mario de los Santos.
Fotografías de �scar Paciencia.
Tropo Editores. Colección Arrabal.
Zaragoza, 2007. 125 págs.

María Frisa

El libro que nos ocupa es atractivo incluso antes de tener la posibilidad de abrirlo y ojearlo (pertenece a esa nueva editorial â??Tropo Editores- que realiza un esfuerzo en la presentación de sus obras y en sus estupendas portadas). Es de un tamaño próximo al folio y con imágenes de Ã?scar Paciencia arropando las palabras.
Su autor, Mario de los Santos, lo ha titulado El rastro de la ternura haciéndose eco de una cita del Ché Guevara: â??Que la dureza de estos tiempos no os haga perder la ternura de vuestros corazonesâ?, pero bien habría podido haberlo titulado El rastro de la dignidad, porque de eso es de lo que habla: de la dignidad de unas personas que tratan de sobrevivir en una tierra que no es únicamente la superficie que les proporciona el alimento, sino la guardiana de la memoria de sus antepasados.
Este libro, aunque se nos presenta como una colección de relatos, es más bien una narración autodiegética en forma de un diario de viaje o una â??road movieâ? ya que el viaje físico es en realidad un viaje de transformación â??pensar en el regreso era extraño, tan extraño como la añoranza del ataúd por un recién nacidoâ?, hasta el punto de que al llegar a Bogotá su lenguaje se ha mimetizado con sus gentes y utiliza expresiones colombianas: saco, carros de importación, bluyinsâ?¦
Además, este diario de viaje supone un destinatario, un futuro lector que será quien reciba y aprecie el testimonio del yo y, tal vez, a ello se debe el subtítulo del libro Por Colombia desde la palabra. Aunque a este respecto hubiera sido preferible la inclusión de algún paratexto en el que se hiciera referencia a la causa que motivó o propició el viaje del autor a Colombia.
En El rastro de la ternura no se nos dice cuál es el ahora en que transcurre pero sí cual es el aquí, que va variando conforme avanza el viaje que comienza en Cali y concluye en Bogotá. Entre estas dos ciudades desfilan otras que forman una mezcolanza, todas caracterizadas a la perfección con una frase certera y cálida: Cali â?? donde en verano es el tiempo de las cometas-, la jungla â?? es un animal de costumbres inversas a las humanas: por el día duerme plácidamente y durante el ocaso comienza a desperezarse-, San Juan de Pasto â?? donde la gente conspira su carácter con la lluvia y son suaves y transparentes, Chocó- donde cojean muchos hombres por querer hablar de paz cuando otros lo hacen de dinero-, Catatumbo- a donde se sabrá que se ha llegado cuando le ofrezcan una garrafa de bolagancho para tomar- y Bogotá â?? donde la gente tiene nubes en lugar de pupilas.
Pero este libro no trata de una epopeya (por una tierra desconocida para muchos de nosotros y asociada indefectiblemente a las plantaciones de cocaína) sino de la oportunidad de dar voz a aquellos que, en su mayoría, han sido silenciados: â??En Colombia, las lenguas largas las recortan pronto, me dice mi amigo. En este país hay una oreja en cada sombraâ?, unas voces a las que prefiere no nominar â??no vaya a ser que se les acorte la capacidad de respirar. Sólo son verídicos los nombres de los muertosâ?. La presencia del narrador en varios de estos cuentos se difumina para ceder el protagonismo a la visión y el discurso de sus amigos logrando una representación dialógica del prurilingüismo social
En esta hibridación sus amigos nos hablan de muerte, de miseria, de traición, de esfuerzo, de sudor, de destrucción, de la crueldad de los paramilitares, de los proyectos de las transnacionales que valoran más el dinero que una vida humana, si bien lo hace a través de un hermoso lirismo que impregna cada relato dotándolos de una gran sensibilidad y a través de metáforas como la de las presas encerradas en la penitenciaria y las cometas que vuelan en el cielo y a las que si se les corta el hilo se caen, o la de los cuy y el águila con el pueblo colombiano y sus explotadores extranjeros.
El rastro de la ternura es un libro que posee una tremenda capacidad para conmovernos, para que comprendamos esa otra realidad a la que muchas veces preferimos mantenernos ciegos.

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