Novedad editorial

Nuestro querido amigo y socio, Fernando Jiménez Ocaña, ha publicado recientemente una nueva novela en este sello editorial, Onagro Ediciones (antes Zócalo), que tantos soplos de aire fresco ha traído a la literatura en Aragón. Su novela se titula «El tesoro de Espoz y Mina«. Ya está a la venta en las librerías. Con tan sugerente título os garantizamos que Fernando no defraudará a sus lectores.
Hasta que tengamos confeccionada la reseña de esta novela, os ofrecemos la crítica de la última publicada por Jiménez Ocaña:

La dama de medianocheLa dama de medianoche, Fernando Jiménez Ocaña,

Onagro Ediciones, Zaragoza, 2005, 254 págs.

Magia y sueño en la medianoche

Ignacio Escuín Borao
Resulta sumamente complicado valorar la obra de alguien que conoce todos los secretos de la literatura y del género que practica por la excepcional trayectoria vital que le acompaña (tanto como autor, como editor) porque, sin duda, él mejor que nadie podría mostrar los secretos de la misma, así que no queda más que partir de esta afirmación para poder extraer de la novela tantas cosas puedan ser interesantes para el lector que se encuentre ante la duda de qué libro llevarse a su casa, aun a riesgo de dejarme en el camino alguna cuestión significativa.
La dama de medianoche es uno de esos libros que invitan a quien lo compra a embarcarse en un viaje pues las descripciones son precisas, los ambientes recreados propicios para ello y los diálogos tan creíbles como dinámicos. Pueden resultar elementos comunes a otras obras, pero Fernando Jiménez Ocaña es capaz de dotarlas de algo que las convierte en personales. Podríamos decir que las hace suyas y les impalnta esa «marca de la casa» propia de los autores con voz magnética y reconocible.
Lo mejor de la novela radica, sin duda, en su coherencia. El lector toma como verosímiles escenas más propias de la ensoñación que de la realidad gracias a la capacidad de Jiménez Ocaña para recrear desde el sentido común estas escenas. Esta novela de amor y muerte podríamos denominarla «una de esas lecturas» que quedan en la cabeza del lector, que permanece tras su lectura y que hace que nada vuelva a ser como antes pues la novela ha cambiado algo en su interior. A mi juicio esa debe ser una de las misiones de la literatura, cambiar las cosas, poner patas arriba la vida de quien lee la obra, hacerle disfrutar y sufrir y al mismo tiempo hacer sentir al lector partícipe de lo que allí sucede (interlocutor, confidente, amigo, testigo…), y en La dama de medianoche hay mucho de todo esto.
Esta novela que lleva un par de años en las librerías merece algo más de atención de la que ha recibido, y esta afirmación queda totalmente justificada tras la lectura del libro, pues muchas otras carentes de la honestidad y la coherencia de esta han ocupado páginas en suplementos y críticas inmerecidas.
Onagro ediciones presenta esta novela en lo que ya es un catálogo de prestigio, sembrado con el trabajo y el tiempo, todo un ejemplo para el resto de las editoriales asentadas y para las que intentan hacerlo. Quizá la elegancia de la edición trascienda a la novela, quizá la elegancia de la novela contagie al lector y le invite a hacerse con otros títulos del autor publicados en Onagro, y no quedará defraudado.

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